Entrevista en liverock.it, octubre de 2005, traducida por Nadie Enparticular
WU MING. SLIGHTLY MORE THAN EXPECTED FROM A BAND OF NOVELISTS
[algo más de lo que puede esperarse de una banda de novelistas] por Simone Danieli y Michele Piunti
En un década (...y más) fatalmente escasa de lo que sea, en una fase crucial de la historia no sólo para este país, por única vez, hemos decidido desplazar nuestra atención del rock hacia quienes, tal vez para alcanzar las mismas metas, han decidido tomar otros rumbos.
Por años el proyecto Wu Ming ha representado constantemente el frente: embestida cultural e intelectual, lucha y choque de ideas y representaciones. Las innovadoras posiciones sobre los derechos de autor, los experimentos de escritura colectiva, los boletines electrónicos (Giap y Nandropausa) y, aunque no por último, los centenares de encuentros con los lectores, han convertido al proyecto de Riccardo Pedrini = Wu Ming 5, Federico Guglielmi = Wu Ming 4, Luca Di Meo = Wu Ming 3, Giovanni Cattabriga = Wu Ming 2 y Roberto Bui = Wu Ming 1, en lo que hoy es, sea lo que sea.
LR: De vuestros artículos e intervenciones surge un proyecto preciso de guerrilla cultural (y política), que incluso tiene resonancia en los protagonistas de vuestras novelas, siempre rebeldes: ¿Cuáles son las estrategias de esta guerrilla? ¿Se pueden prever las movidas? ¿Cuáles son las batallas más importantes en ese momento?
WM2. No es casualidad que nuestro boletín electrónico lleve el nombre de Giap, el general vietnamita que derrotó a los franceses y norteamericanos. Nosotros mismos hemos rebautizado como "Dien Bien Q" a la operación que realizó Luther Blissett para publicar una novela histórica de 600 páginas en Einaudi Stile Libero. Confiamos en los mismos fundamentos que llevaron a la independencia de Indochina. Un fuerte vínculo con la comunidad: red de refugios, hospitales subterráneos, provisiones garantizadas; acciones de sabotaje con el modelo del tigre que debilita al elefante a fuerza de pequeños zarpazos; grandes ofensivas espectaculares para sentarse a la mesa de negociaciones. Las batallas más urgentes, en estos tiempos de urgencias, creo que son cuatro y todas merecerían páginas de disquisiciones: defender la salud del planeta por todos los medios (partiendo de la disminución de la producción), combatir la propiedad intelectual como crimen contra la humanidad, pretender dignidad y derechos en los campos del trabajo, de la migración y de la familia; oponerse a la Guerra y a sus mistificaciones. A nivel nacional, diría que la prioridad es quitarse de encima a B*******, pero según parece, esto lo está logrando por sí solo.
WM3. La guerrilla, entendida como el conjunto de tácticas y estrategias destinadas a crear sorpresa, desconcierto y confusión en las filas adversarias siempre ha sido el recurso de los sin recursos (materiales). Pero más que de un conjunto de prácticas bien definidas se trata de una actitud mental, que nace por tener que hacer de la necesidad una virtud. Debe recordarse que cada guerrilla siempre es local, en el sentido que se aplica a un territorio específico y a sus peculiares características. Es muy difícil que la aplicación abstracta de técnicas tomadas de otros territorios y subjetividades pueda lograr éxitos significativos. Irak no es Vietnam y los diarios de papel no son Internet. Por lo tanto, el conocimiento detallado del territorio de referencia, y ser parte del mismo, son los requisitos básicos para la elaboración de técnicas eficaces. Donde no se llega con tanques y aviones, se llega con la inteligencia, el consenso y la credibilidad. Nada nuevo, por cierto, es algo profundamente arquetípico. David, Ulises y Sun Tzu son quienes nos lo enseñan, no Al Zarqawi. Y también, mal que nos pese, la muerte del Che en Bolivia. Retomando el asunto, compartir el conocimiento, la creación de comunidades mestizas y la sensibilidad hacia las cuestiones ambientales son los temas que se nos presentan como estratégicos, impostergables, verdaderos nodos para la convivencia de las décadas venideras. Batallas como la del copyleft o la del papel ecológico tienen sentido sólo desde esta óptica, encuadradas en la perspectiva - no solamente simbólica - de las temáticas en las cuales se circunscriben. Lo mismo vale para el tipo de narradores que decidimos ser. Lo hemos repetido una y mil veces: narrar ES hacer comunidad. O al menos intentarlo. Con relación a los instrumentos que utilizamos, está claro que preferimos los de la revolución informática, -aunque los libros, formato antiguo como mínimo están allí para demostrar lo contrario, o por lo menos el carácter de no exclusividad-, por algunas cuestiones fundamentales que merecen una ulterior consideración. La Red es instrumento y territorio al mismo tiempo, herramienta para comunicar, para contar, y lugar de formación de sensibilidad, de culturas y comunidad. Tierra Común que, por excelencia, se basa en el compartir y la cooperación. Nosotros queremos que permanezca así, aún más, potenciar cada vez más esta extraordinaria característica.
LR: Siempre habéis hablado francamente y a contracorriente sobre temas espinosos (el homicidio Biagi, la catástrofe de Nassirya, la pedofilia, etc.). ¿Cuál ha sido la retroalimentación por parte de los lectores en estos casos?
WM2. Muy variada, como era de esperar. Del aplauso a la indignación, del vete a la mierda al por fin. Muchos nos han reprochado los tiempos, modos y tonos. El problema con ciertos temas es que la voz que se sale del coro logra hacerse oír solamente si desentona. Intentar introducir algunas cuestiones cantando una melodía agradable es bastante demencial. Más tarde vendrá el tiempo de la valoración equilibrada y de la mesura. El tiempo de un satanista sediento de sangre y niños que es absuelto porque el hecho no subsiste, y también el tiempo de admitir los deslices propios. Las 'retractaciones posteriores' siempre se las hemos dejado a quienes aman el lifting y la cirugía plástica.
WM3. Sin duda hablando claro nos hemos ganado muchos enemigos. Pero también es verdad todo lo contrario, y esto es suficiente para barrer eventuales perplejidades. Quienes leen Wu Ming saben que siempre se hallarán frente a tomas de posición auténticas, síntesis y elaboración autónoma del pensamiento del colectivo. Ningún beneficio ni ahorro. La retroalimentación siempre es muy elevada, la calidad de los debates que se abren siempre sorprendente por el nivel de razonamiento y respeto mutuo incluyendo las perplejidades o el disenso. De cada una de las "polémicas" en las que nos hemos visto envueltos hemos salido más sólidos, más enriquecidos. Tratar a los lectores como idiotas es el modo para comenzar a cavarse la fosa. No somos polemistas de profesión, opinólogos provocadores: cuando consideramos que es justo, correcto y necesario intervenir, lo hacemos. Si no, nos quedamos callados.
LR: Sobre los trucos de la escritura colectiva: muchos se preguntan como diablos funciona una tormenta de ideas literaria, un procedimiento de creación que tiene aires de ser muy complicado. Aunque habéis hablado de ello en otras partes, ¿podéis contarnos algo?
WM2. Es complicado describirlo, pero un grupo bien avenido no tiene problemas para encontrar su método. La creación colectiva es un procedimiento absolutamente natural, sepultado bajo los escombros de una educación que desde pequeños nos entrena para producir individualmente (el tema en clase, el dibujo, la pregunta...).
En nuestro caso partimos de intereses e inclinaciones muy amplias. Personajes, ambientaciones. Durante un tiempo hablamos de todo y de nada, pero poco a poco aparece un punto en común. Entonces lo aislamos y lo profundizamos, para entender hasta donde llega la veta. Si el yacimiento promete, intentamos delinear una historia, un pequeño argumento, un embrión de sinopsis. Si nos convence a todos, empezamos el trabajo más detallado, procediendo por bloques narrativos, hasta definir lo tiene que suceder en un cierto número de capítulos. A ese punto se coge un puñado y los pensamos como si fueran escenas de una película: ambiente, acciones, pensamientos y personajes. Luego nos subdividimos el trabajo: un capítulo a cada uno, cuidando que no sea siempre la misma persona quien mueva el mismo personaje. Una vez hechos los deberes, cada cual envía el resultado a los demás, que leen y comentan. En la reunión sucesiva los leemos en voz alta, un paso fundamental para darle ritmo a la página escrita. El que tiene observaciones las propone, se discute, a menudo el capítulo acaba en las manos de alguien que no lo ha escrito, pero que tiene buenas ideas sobre como retocarlo. Y así sucesivamente durante unos veinte capítulos. A ese punto releemos todo, pulimos cada adjetivo, las comas y los dos puntos, luego guardamos el mogollón en la nevera, a la espera de las últimas y decisivas reescrituras.
LR: Podrá parecer extraño, pero novelas colectivas a "10 manos" habéis hecho sólo dos (Q y 54 NdR). Leyéndolas no es difícil entender el motivo, dado el cuidado casi maníaco que ponéis en vuestras obras. ¿Pero para cuándo la próxima? Mientras tanto, ¿algún consejo para la compra (o para la apropiación "indebida") en las librerías?
WM2. En realidad la que estamos escribiendo es la primera novela a diez manos del colectivo. Q y 54 son novelas sin Wu Ming 5, mientras que Asce di Guerra [Hachas de Guerra] está escrita a diez manos, pero dos son las de Vitaliano Ravagli, que no es parte de la plantilla oficial.
La próxima tendría que salir en los primeros meses de 2007. Se desarrolla en Londres y Norteamérica, en tiempos de la guerra por la independencia, alrededor de 1776. Es una investigación narrada sobre el mito de los orígenes de los EE.UU., cruz y delicia de Occidente. Sobre lo que ha salido mal y lo que, por el contrario, habría podido funcionar. Potencialidades interrumpidas e historias olvidadas. Sin dudas es la novela más compleja que hemos escrito, solamente considerando las fuentes hay millares, en la Red hay de todo, es necesario trabajar mucho para lograr algunos centímetros de invención literaria sin desengancharlos de la realidad histórica. Vosotros diréis si ha valido la pena.
En cuanto a los consejos de lectura, os remito a Nandropausa, nuestro boletín semestral de reseñas. Podréis encontrarlo en el sitio Web antes de las Navidades. Por ahora, dado que es el último libro que he leído y acaba de salir, sugiero que os lancéis sobre Città Perfetta de Guglielmo Pispisa. Encontraréis las reseñas correspondientes en www.iquindici.org.
LR: Otro aspecto importante e innovador es el del recorrido de vuestras obras: el día de publicación jamás coincide con un abandono al mercado, siempre os habéis empeñado en hacerlas vivir en diversos modos, durante meses, e incluso años. (pienso por ejemplo en el proyecto de la película, de la cual sois guionistas, pero también en proyectos musicales como el que habéis realizado con Yo Yo Mundi para "54").
WM4. ¿Quién ha dicho que la actividad de un narrador concluye con la palabra "fin" en la última página? Pasar años escribiendo una novela, entregarla al tipógrafo y luego desentenderse del asunto es una demostración de esnobismo hacia el prójimo y desamor hacia nuestro trabajo. El autor tiene el deber de permanecer receptivo respecto a los lectores. Después de todo publicar un libro no es una orden del médico, es decir no es obligatorio publicar lo que escribimos. Si preferimos hacerlo aceptamos someternos al juicio crítico y al debate. Un texto no es letra muerta, sino algo vivo, que deviene y se transforma gracias a que se comparte con los demás. En cuanto a nosotros, cuando sale alguno de nuestros libros, ya sea colectivo o solista, siempre intentamos hacer el mayor número de presentaciones posibles. Hemos hecho giras de hasta 40-50 fechas. No es tan sólo promoción, también es un modo de encontrarse cara a cara con los lectores y recibir comentarios críticos, útiles para nuestro trabajo. El mismo intercambio también se da a través de Internet, por medio de nuestro sitio. Siendo cinco intentamos responder, dentro de nuestras posibilidades, a todos aquellos que nos escriben. Todo esto es fundamental para entender si la dirección que hemos tomado es la correcta, saber que han hallado los demás en nuestro libro, aclarar nuestras ideas, etc. Este discurso también vale para la película y los espectáculos teatrales. Junto a Yo Yo Mundi hemos llevado de gira el espectáculo musical inspirado en nuestra novela "54". Junto a Guido Chiesa hemos presentado "Lavorare con lentezza" [Radio Alice] en las salas cinematográficas. Todo es parte de la actividad que hemos escogido, que no es tan sólo la de escritores en sentido estricto, sino de narradores en un sentido mucho más amplio. Nuestro modelo ideal es el de los cuentahistorias[1] de la calle.
LR: A consecuencia del apenas concluido Festival de Cine de Venecia - en el que habéis participado el año pasado - queda la vieja cuestión sobre la salud del cine italiano. Pocas ideas, a menudo mal producidas y mal actuadas, teniendo como resultado un bajo porcentaje de películas que se salvan al final de una temporada. ¿Os ha gustado hallaros detrás de la filmadora? ¿Es una experiencia que repetiríais? Y en caso afirmativo, ¿bajo cuáles condiciones?
WM4. Para evitar equívocos es mejor precisar que no nos hemos encontrado "detrás" de la filmadora, dado que casi no sabríamos distinguirlo de estar delante. Ser directores de cine no es nuestro oficio. Junto a Guido Chiesa hemos escrito el argumento y el guión de una película sobre Radio Alice, que luego él ha dirigido. Durante la filmación también hemos hecho de pequeñas apariciones, disfrazados de manifestantes en las escenas de la marcha y prestando nuestras voces para las llamadas telefónicas que llegan a la radio. Ha sido una experiencia muy bonita, tanto en el sentido humano como en el profesional, pero desgraciadamente es difícil que se repita. Los motivos son los que ya todos saben: el cine italiano refleja totalmente el estado terminal en el que languidece este país. No hay dinero, y lo poco que queda frecuente e intencionalmente se gasta mal. A nosotros nos gustan las historias poderosas, abarcadoras, nada condescendientes, que hagan ver las cosas desde una perspectiva distinta de la habitual. El cine italiano tiende a hacer lo opuesto. Pequeñas historias mínimas que arriesgan poco y, en el mejor de los casos, intentan sacudir un poco los buenos sentimientos. Mientras tanto el país se hunde y el mundo se nos derrumba encima. Pero es lo que hay, los herederos del cine italiano nos relatan otro planeta, algo más grande que un piso romano. Claro que las excepciones no faltan, y ahí tienes la reciente Romanzo Criminale de Michele Placido, que escoge una de las mejores novelas italianas de los últimos años para hacer una película poderosa y "contundente". Estos casos aislados demuestran que existirían, si se quiere, ideas y energía para realizar buenas películas. Se necesitan ganas de hacer, coraje y seriedad. Las únicas condiciones para trabajar bien.
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