Así que nos pedís que os enviemos un artículo sobre el comunismo.
No sobre algún grupo de personas que se autodenomina comunista.
No sobre alguna de las innumerables corrientes del "comunismo".
No sobre estados de opereta como Laos y Corea del Norte.
Nones, os referís a la esencia conceptual del comunismo, queréis que profundicemos y toquemos las raíces.
Gracias a comunistas y anti-comunistas, el comunismo parece ser hoy el asunto más impopular, bochornoso y anacrónico.
El término mismo ha sido denigrado, falseado, desbaratado, arrancado del discurso público.
Es tiempo de replantearlo nuevamente.
La palabra
Kommunismus/Communismus fue acuñada como un neologismo (tanto en alemán como en latín tardío) y empleada esporádicamente en forma despectiva durante y después de las guerras religiosas que incendiaron Europa desde la Baja Edad Media hasta la Alta Edad Moderna. Ciertas doctrinas de las corrientes radicales del siglo XVI como los Huteritas, los Husitas y los Taboritas fueron definidas como
communisticae por algunos de sus enemigos contemporáneos y posteriores detractores. Luego la palabra desapareció hasta su extraordinaria re-emergencia en siglo XIX.
Esas herejías del siglo XVI proclamaban la comunidad de bienes materiales y la vida comunitaria, e incluso algunas de ellas proponían la expropiación forzosa de la nobleza y el clero. Durante la revuelta de los campesinos alemanes (1524-1525), una serie de tumultuosos eventos que provocaron olas de rebelión en la zona centroeuropea, uno de los gritos de combate del predicador Tomás Müntzer era
Omnia sunt communia, todo es de todos. Ni que decir tiene que tal énfasis en la acción de compartir está profundamente arraigada en la historia y doctrina cristianas. "
Erant illis omnia communia" (Hechos 4:32): "Todo era en común entre ellos". Y en la
Regla de San Agustín (400 dC aprox.) dice: "
Et non dicatis aliquid proprium, sed sint vobis omnia communia": “No poseáis nada propio, sino que todo lo tengáis en común”.
Commūnis. Echemos una mirada atenta a este adjetivo latino.
Commūnis significa "común", "universal", "generalmente compartido".
Mūnĭa significa "deberes", "mandatos públicos", "tributos", "impuestos" y cualquier tipo de servicio o responsabilidad civiles para con la comunidad.
Por lo tanto
Cum mūnis significa "con deberes", "con obligaciones", "con compromisos", vale decir, estar sujetos a formar parte de la vida de una comunidad regulada.
Muy curiosamente el antónimo de
Commūnis es
Immūnis, que significa "sin deberes", "libre de compromisos", "libre de aranceles".
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Esto es solamente el comienzo del viaje al pasado, porque la palabra
Mūnĭa en sí misma tiene una muy larga historia.
La antigua raíz "
Mai"/"
Mau"/"
Mu" está relacionada con calcular, pesar y medir cosas, probablemente para intercambiarlas equitativamente o distribuirlas entre los allegados.
Esto es lo que se supone que sucede con los deberes en una comunidad bien regulada.
Podemos encontrar la misma correspondencia en varios lenguajes antiguos.
En sánscrito védico, el idioma sagrado hindú de 4000 años de antigüedad,
Mâti significa "medir".
En latín,
Mensio significa "medida" (Francés:
Mesure; Italiano:
Misura).
En antiguo eslavo (el primer idioma literario eslavo, desarrollado en el siglo IX)
Mena significa "intercambio", "trueque".
En lituano antiguo (siglo XV)
Maínas tiene el mismo significado.
En las lenguas germánicas hay una evolución terminológica diferente pero paralela, tanto así que el adjetivo germánico
Gemeinas refleja perfectamente
Commūnis.
Ge-meinas =
Cum-mūnis.
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Idéntica procedencia tienen las palabras inglesas
Moon [luna] (griego:
Mήν η;
gótico
3:
Mēna; inglés antiguo
4:
Mōna) y
Month [mes] (griego:
Mήν, latín:
Mensis). La luna se utilizaba para contar los días y medir períodos de tiempo más amplios.
Que es también de donde proviene
Mind [mente] (latín:
Mens). La mente es el órgano que cuenta/mide/pesa, y así establece el valor y el
significado de las cosas. Por supuesto, la palabra
meaning [significado] tiene el mismo origen.
Algo aún más importante, la palabra acadia
Manû significa "contar con los dedos"
5.El acadio era un antiguo idioma semítico difusamente extendido (y escrito con caracteres cuneiformes) en Mesopotamia hace 4500 años atrás. Era la lengua del comercio “internacional” de esa época, se han encontrado muchísimas inscripciones y estelas por doquier en Asia Menor.
El lingüista y filólogo italiano más prestigioso y controvertido, el difunto Giovanni Semerano (1913-2005), dedicó toda su vida a trazar los orígenes de todos los lenguajes europeos con relación al acadio y un tronco semítico común. Colmó casi todas las brechas en la etimología de términos griegos y latinos. Nosotros nos basamos en sus estudios y hallazgos.
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Pero ahora vayamos aún más allá.
¿Cuál es el motivo por el cual la raíz "
Mai"/"
Mau"/"
Mu" está relacionada con medir y compartir?
El término acadio que designa el "agua" es
Mû. Ugarítico
7:
Mj. Arameo
8:
Majja.
El agua es el recurso más valioso, darías cualquier cosa por ella si tienes sed. Es pilar fundamental de cualquier comunidad, la primera cosa que debe ser equitativamente compartida. La necesidad de distribuirla y compartirla es premisa y base de toda regulación económica y social.
Estamos buceando profundamente en el pasado, reflexionando sobre los mismísimos orígenes del lenguaje humano.
Existe una estrecha correspondencia entre la consonante "m" y el agua, su sonido evoca una tosca onomatopeya del beber. Si bebes ávidamente cuando tienes sed emites un sonido grave y profundo que podría expresarse como "Um... Um... Um..."
En el lenguaje infantil italiano, la palabra para "agua" es
bumba.
Pues bien, podemos decir que la partícula "
-mu(n)" incluida en la palabra "co-mun-ismo" tiene que ver con el agua. Que hoy en día se ha convertido en el más escaso de los recursos.
Si la palabra fuera regenerada, revitalizada y renovada, su retorno no podría ser más oportuno.