Para que en Génova las cerillas suecas no enciendan un mediodía de fuego
Wu Ming 4
En Goteborg la policía ha disparado proyectiles verdaderos, de plomo, cuando hubieran bastado proyectiles antidisturbios de plástico para detener cualquier "agresión". Ningún destrozo o pedrada puede justificar la inusitada reacción de una policía fuera de sí y fuera de control, que ha cargado a caballo contra los manifestantes, ha utilizado perros y ha dejado heridos gravísimos. Mientras escribimos esto, siguen sin confirmarse las noticias de la muerte de uno de los dos heridos por arma de fuego.
Los manifestantes de Goteborg, incluso los más "extremistas", no han hecho nada muy distinto a lo que hicieron sus homólogos en Seattle, en Niza, en Praga. Y sin embargo entonces la policía manejó la situación sin disparar a la gente. Las fuerzas de seguridad suecas son las principales responsables de la explosión de violencia de las últimas veinticuatro horas.
¿Qué nos enseña lo que acaba de ocurrir?
Aquí en Italia, una gran multitud se está preparando para las manifestaciones contra el G8, en Génova. Manifestarse es un derecho aprobado por la Constitución italiana, derecho que es puesto en entredicho por las medidas de seguridad megalómanas, costosísimas que están exasperando a la población genovesa y aumentando el nivel de tensión.
El gobierno de centro-izquierda primero y el de centro-derecha ahora se cierran al diálogo con las muchísimas redes y asociaciones que están organizando la movilización, en primer lugar el Foro Social de Génova, que agrupa a más de quinientos sujetos colectivos, de la ARCI a los centros sociales, de las hermanas laicas a los que trabajan por el comercio justo y solidario.
A pesar de las solicitudes -incluida la realizada por Giuliano Ferrara- el gobierno no da respuesta sobre la acogida, sobre las autorizaciones para las manifestaciones, sobre el respeto a los derechos civiles de los manifestantes. Por el contrario, en las últimas semanas, sectores del Estado que deberían estar velando por la "seguridad" han puesto en circulación bulos sobre presuntas "armas" en poder de los manifestantes, como ¡globos llenos de sangre infectada (¡lo que haría necesario conseguir hectolitros, o al menos decalitros, de plasma!) y aviones asesinos teledirigidos que habrían proporcionado extremistas islámicos!
Los órganos de información italianos, renunciando a cualquier deontología profesional, publican estas patrañas increíbles y describen a diario los preparativos para Génova como si el anti-G8 fuese un duelo a la OK Corral entre manifestantes y policía. Se está poniendo a las fuerzas de seguridad bajo una enorme presión, sometidas a entrenamientos especiales, el muelle de la represión está siendo comprimido, comprimido, comprimido y agentes sobreexcitados de mirada extraviada (dan fe las imágenes televisadas) distribuyen porrazos a la primera de cambio, como ha sucedido en Génova con los obreros del ILVA.
Este movimiento está dando pruebas de gran madurez, lleva meses solicitando encuentros con los representantes de las instituciones, hace pocos días hizo entrega al alcalde de Génova de una "declaración de paz" a la ciudad, anunciando que ni las personas ni los bienes públicos sufrirían ningún ataque.
Por tanto la irresponsabilidad recae toda sobre una de las partes. No sabemos decir si es pura y simple prepotencia, o se trata de una estrategia deliberada para asustar a las decenas de miles de personas (trabajadores y trabajadoras, estudiantes, jóvenes y ancianos, padres e hijos) que quieren ir a Génova a decir que quieren una globalización de los derechos humanos y civiles, y no sólo de los mercados, de la explotación y del ecocidio intensivo. Lo que es cierto es que las multitudes no se dejarán asustar ni por los proyectiles escandinavos ni por la dejadez itálica de unos gobernantes inadecuados. Nosotros estaremos allí, haciendo caso omiso de las prohibiciones, de las provocaciones, de la violencia institucional. Estaremos allí y practicaremos la desobediencia civil. Las nuestras son las peticiones de una columna infinita de mujeres y hombres en marcha. Somos un movimiento global. Si durante el mes que nos separa de Génova las autoridades continúan ignorando estas peticiones, suya será la responsabilidad de lo que ocurra.
No tengáis miedo del miedo
Wu Ming 4
"¡Adelante, Garibaldi, cago'n Dios!"
Comandante Bob, 36ª Brigada Garibaldi
México, febrero 2001
Mientras trato de frenar a la muchedumbre que empuja para fotografiar a los Comandantes, veo que se abre la puerta del autobús. Conseguimos mantener abierto un pasillo, suficiente para que pasen en fila india, nos sujetamos fuerte unos a otros, sudando a mares bajo el sol. Empiezan a bajar, alzando la mano en señal de saludo, como los jugadores de una selección nacional de fútbol. David, Gustavo, Eduardo, Yolanda, Susana. Por último, como siempre, el Sub. Cuando me roza y se detiene un instante en el escalón, lanzando una mirada panorámica para orientarse en la plaza, pienso que ahora me bastaría alargar una mano, un gesto mínimo, sencillísimo, y podría quitarle el pasamontañas. O, si fuera un loco, un fanático, un kamikaze, podría sacar un cuchillo y hundírselo en el vientre. Y entiendo que este hombre se está fiando de mí, de nosotros, de esa Señora Sociedad Civil a la que tantas veces nombra en sus discursos. Este hombre, todos ellos, los 24 comandantes, son unos malditos locos, que tras haber desafiado al régimen más longevo del siglo XX, se dan un baño de multitudes y recorren el país al descubierto. Estos hombres y mujeres se están arriesgando. Y lo están haciendo "con confianza".
Esto es lo que querría decir a todos aquellos que legítimamente admiten tener miedo de lo que podría suceder en Génova. Yo también tengo miedo de ser masacrado, es natural. Pero esos tipos del pasamontañas me han demostrado, me han hecho tocar con la mano, que para vencer, quizá incluso para vivir, es necesario saber arriesgar. Esto por supuesto no quiere decir lanzarse a tontas y a locas, en plan el seiscientos de Balaklava (si alguien no sabe a qué me refiero que se lo pregunte a nuestro querido Sbancor) sino más bien entender cuál debe ser el riesgo que se puede asumir. Con la caravana de la dignidad indígena el EZLN ha asumido un riesgo altísimo, llevando a cabo su batalla "campal" más importante totalmente al descubierto, enviando a primera fila a su propio estado mayor (es decir justo lo contrario de lo que hace cualquier ejército de verdad, una locura en términos puramente militares). Han disparado a un papa y a dos presidentes de los Estados Unidos, ¿acaso un loco o un asesino a sueldo no hubiera podido disparar a Marcos? Y sin embargo éste era un riesgo que se podía asumir. Y una prueba de fuerza: no tenemos miedo porque la sociedad civil está con nosotros y será ella la que nos protegerá (¡y joder cómo cansa!). Y esto incluso si contra una carabina de alta precisión o una pistola no se hubiera podido hacer nada. No es una cuestión de heroísmo, es justo lo contrario: elegir, decidir por qué cosas vale la pena arriesgar, cuándo y cuánto. Sabiendo bien que no todo es previsible, porque si lo fuese entonces no habría margen de riesgo y las cosas que hacemos serían sólo una pantomima.
Es justo tener miedo y por ello ser prudentes. Pero es un error tener miedo del miedo, es un error no tener confianza. Creo que hay momentos en la vida en los que el riesgo vale la pena y creo que éste es uno de estos momentos. Creo que nuestro particularísimo levantamiento ha comenzado. No me sorprende que la policía en Europa esté dando respuestas represivas durísimas. Quieren truncar el movimiento antes de que sea demasiado tarde para reprimirlo, quieren hundirlo todo, transformarlo todo en un conflicto bélico, para que la gente se asuste. Esto significa simplemente que estamos yendo en la dirección adecuada y que TAMBIÉN ELLOS TIENEN MIEDO. Hemos demostrado que los ocho grandes necesitan poner en estado de sitio la ciudad donde se reúnen, tomarla por el ejército, amenazar a cualquiera que se acerque, suspender los derechos civiles. Padecen ya un síndrome paranoide, y su mala conciencia está tan podrida que tendrán que desinfectar el Palacio Ducal cuando se marchen.
No podemos dejar asustarnos justo ahora. Ahora que estamos ganando la batalla simbólica. Después de que los hemos perseguido y acosado desde Seattle a Goteborg.
Por lo que concierne al "campo de batalla", se trata en el fondo de protegerse la cabeza, de mantenernos unidos en el campo, no dejarnos llevar por el pánico y no hacer gilipolleces.
Arriesgaremos. Por supuesto. Pero acaso no tenemos un motivo válido por el que vale la pena arriesgar?
de Luca, Wu Ming 3:
Compadres,
el momento y las peticiones adjuntas rompen un largo silencio, producto de, cómo decirlo, una forma de afasia político-emocional. El lema ha sido: mejor callar que balbucear o decir chorradas. Por otra parte, mis socios cubren todas las zonas del campo mejor que la selección holandesa en el 74. Dicho esto, hablemos de Génova.
Vamos allí decididos. Vamos a perforar las pantallas de medio mundo con frases de 20 segundos llenas de cifras datos nombres que asignen a crímenes concretos culpables concretos.
Vamos a sacar a escena a todas las mujeres y todos los hombres que se rebelan contra el ecocidio en curso, marchando sobre Génova desde las colinas de todo el planeta.
Nadie puede impedirnos ir. Vamos con la práctica de la desobediencia civil, que estamos conociendo, explorando con el difícil objetivo de conjugar conflicto, consenso, incremento de la esfera de los derechos y de la participación.
Vamos. Con los monos blancos, sin los monos blancos.
Vamos a decir a los señores de la tierra: somos nuevos, somos los de antes.
Vamos a pensar, a concentrarnos, juntos, sobre todo lo que nos corresponderá hacer para salvarnos a nosotros mismos de nosotros mismos.
Vamos a demostrar que no entregaremos dócilmente nuestros cuerpos. El cuerpo es el campo de batalla. Los cuerpos darán batalla.
Somos nuevos y vamos, pero sabiendo que todavía llevamos a rastras mucho de lo rancio, también dentro de nosotros. No será fácil liberarnos. Pese a ello, es necesario. Sin excomuniones, sin condescendencias, sin ternura.
A la macabra teología liberal no opondremos otras sectas tradicionalistas y retrógradas. No volveremos atrás.
No vamos en revancha por el 13 de mayo, porque allí no perdimos, ni participamos, ni nuestras razones estaban representadas, y no podían estarlo, puesto que son las del mundo entero.
No vamos a defender ninguna Constitución nacida de la Resistencia, porque no es ése el foro donde hacerlo.
Vamos a franquear un umbral.
Vamos a vernos cambiar. A ver cambiar bajo nuestros ojos las formas recíprocas del poder y de la potencia.
No vamos a hacer de policía del movimiento, de servicio de orden o de qué coño sé.
Vamos con amor y cuidado y responsabilidad no sólo de nosotros mismos sino de todos aquellos que tendremos alrededor, con o sin monos blancos, pero en cualquier caso sin tareas militares, con la plena responsabilidad de todos.
Vamos a encontrarnos con Saramago y Dario Fo, Manu Chao y la 99 y Bono, Rifkin y Galeano, Fernanda Pivano y Jovanotti, Chomsky y los Radiohead.
Vamos a asediar y a mediar, a informar y a atacar, a enfrentarnos y a comunicar.
Vamos a pie por las colinas, en bicicleta por las calles, con todo tipo de embarcaciones por mar.
Vamos con la confianza y el estilo que la dignidad impone.
Vamos a Génova a divertirnos. A practicar sexo con el mundo. A desnudarnos dentro de los bancos y gritar que el horror económico será derrotado por el calor de los cuerpos. Cuando nos hayan acompañado hasta la salida, la duda les rondará durante días.
Vamos a invitar a los genoveses a tomarse unas vacaciones. A poner mesas y sillas en la calle y reírse de los señores feudales atrincherados. Se marcharán.
La policía, los ejércitos, son un problema para quien los secunda.
Nuestra mirada va más allá. Como nuestras mentes. Y nuestros objetivos. Por desgracia nos los interponen en nuestro camino. Haremos flaquear primero su moral, después su motivación. Finalmente, su resistencia.
Si somos multitud, podrán poco. Y poco nos importarán ellos. Pero estaremos atentos y vigilantes. Inflexibles si es necesario. La representación irá a favor nuestro.
Escribiremos para periódicos locales y extranjeros, seremos corresponsales de páginas web y de radios, hablaremos en televisiones nacionales y vía satélite. Documentaremos cada violación, denunciaremos cada abuso.
Cada uno será una ventana abierta desde y al mundo. No es indiferente estar allí o no estar. Va a hacer calor. Más vale mantener abierta una ventana más.