La Razon, periodico español, 21 de noviembre, 2000

 

[Tomar a Bolonia por Genova es como tomar Valencia por Oviedo.

 Tomar nosotros por anarquistas es como… tomar nosotros por anarquistas.   N.d.R.]

 

 

«Para nosotros, un intelectual debe ser un activista: literatura y política son inseparables»

 

Los cuatro misteriosos autores de «Q» presentan su exitosa novela en España

 

Federico Gugliemi, Giovanni Cattabriga, Luca Di Meo y Roberto Bui son «Luther Blissett». Son y no son, mejor dicho. Son, digamos, el enigmático y subversivo colectivo genovés que escribió «Q», la «novela de aventuras integral» que ha triunfado en Italia y que ahora Grijalbo Mondadori presenta en España. Pero ellos sólos no son únicamente «Luther Blisset», un pseudónimo que utilizan miles de personas, sobre todo en Internet.

 

 

Juan Carlos Rodríguez - Madrid .-

 

Habría que hablar de Luther Blisset para comenzar. Daría para una novela. Y más. Mejor hablar de «Q» (Grijalbo-Mondadori), la novela histórica que triunfó en Italia y corre a la conquista de toda Europa. Federico Gugliemi, Giovanni Cattabriga, Luca Di Meo y Roberto Bui son y no son Luther Blissett. Son, digamos, el enigmático y revolucionario colectivo genovés que escribió «Q» bajo el nombre, famoso ya, de Luther Blissett. Pero ese pseudónimo -que en

realidad es el nombre de un jugador de fútbol británico y raza negra que jugó en el AC Milán en la temporada 83-84 con mala fortuna y que padeció feroces ataques racistas- ha sido usado también por miles de personas, desde delincuentes comunes a cibernautas desde principio de los 90. Es, pues, sin que nadie sepa muy bien cómo, un  «nombre múltiple».

El Luther Blissett novelista -los cuatro intrépidos genoveses, que hablan como uno- está sentado en una monumental cocina del Instituto Italiano de Cultura. «Sí, esperábamos -dicen- el éxito. El proyecto que llamamos Luther Blissett debía concluir con la escritura de un best seller. Y es lo que hemos hecho. En cierto sentido, realmente esperábamos todo esto». Ese best seller es «Q», que fenómenos extraños llamados Luther Bissett al margen, no es un libro de éxito cualquiera. Sino mucho más: «Está lleno de contenidos radicales». Esa es la marca del clan genovés, que ahora –cinco años después, como estaba previsto- se desnuda del disfraz de Luther Bissett para pasar a ser «Wu Ming», es decir, «sin nombre» en chino. Otro juego, otro proyecto literario, que encierra, además, un taller literario.

«Buscábamos dar el salto a la cultura popular desde la cultura underground de izquierdas», declaran. Lo han conseguido. Pero eso significa mucho. Porque «Wu Ming» -en cierto modo el Luther Blisset genovés- cree que en la subversión, vive en el espíritu de Seattle y fomenta el lema de Blissett, «Todos para todos», que abanderó las protestas de Praga. «Nosotros no sólamente estamos sentados escribiendo. No, sino que participamos en persona en las manifestaciones.

Para nosotros no hay diferencia entre el intelectual y el militante, por eso nuestra literatura está impregnada de ideología, que no es otra que la que quiere detener los efectos negativos de la globalización, que sólo es de mercancias y dinero, pero no de derechos humanos y civiles. También luchamos contra la catástrofe mediambiental que se avecina de manos de la globalización».

En «Q» como en «Arma de guerra» -su segundo libro, publicado ya en Italia con el nombre colectivo de «Wu Ming»-, explican, lo que buscamos es «el encuentro del mestizaje y las culturas». Esa es la ideología.

«Política y literatura son inseparables», defienden. Pero matizan: «Eso no quiere decir que no nos preocupe la literatura. Todo lo contrario. Con Wu Ming buscamos sobre todo un proyecto más literario, nos preocupa mucho contar buenas historias, porque la literatura es la mejor vía para crear mitos y los mitos son los únicos capaces de crear la sociedad abierta y mestiza que defendemos».

Si Luther Blisset puso en solfa la globalización económica, al Vaticano, a la judicatura italiana, Wu Ming sigue esa senda. «En “Arma de guerra” discutimos el concepto de memoria histórica, que es utilizado como un arma, en el sentido de que la historia está siendo usada como un hacha de guerra que se desentierra cuando conviene».

Y de historia e historias está llena «Q», que en Italia ha sido comparada con «El nombre de la Rosa». De hecho, al principio se creyó que Eco estaba detrás de ella. Su estilo remite, sin embargo, a Ellroy, Chadler, Hammett. «Q» es la Europa del siglo XVI desmadejada por guerras de religión. Y, para ser consecuentes, el mismo personaje de «Q» es un ente colectivo múltiple.   

 

De un falso Judas al copyright

 

Durante cinco años, las acciones del Luther Blissett genovés –para distinguirlo del pseudónimo mundialmente usado, especialmente, en Internet- han sembrado la subversión: desde un manifiesto de la Net Generation hasta la falsa página del Vaticano que incluía un herético «Evangelio según Judas».

El escándalo va con estos admiradores del dadaísmo, del anarquismo, de las revueltas de Seattle, que trabajaron codo a codo en «Q» durante tres años. Primero, investigando; después, diseñando la escenografía, finalmente, escribiéndo la novela coral, repleta de guiños cinematográficos.

«Q» habla de la Europa que ve nacer el protestantismo, de Lutero, de los Fugger, de la imprenta, un nuevo tiempo que tiene muchas semejanzas con el fin del siglo XX. Más del 90 por ciento de lo que narra ocurrió

realmente. Lo demás es imaginación y muchos homenajes. «Nosotros plagiamos, pero en el buen sentido. Va con nosotros. Pero no es copiar páginas y páginas, no, si no que recogemos frases de alguna película o personajes de libros que nos han gustado».  

Los cuatro autores coinciden en criticar la propiedad intelectual, término, afirman, contradictorio a «cultura de masas»: «El saber no es de nadie», afirman. De hecho, el copyright de sus textos está compartido con el lector. Es más, autorizan a fotocopiar, escanear, difundir en Internet el libro sin ánimo de lucro, y que, en cualquier caso, se puede «bajar» en su página oficial gratuitamente. Incluso, a manipularlo y alterarlo.