Se
acaba de publicar en España
la novela Q (Mondadori) de Luther Blissett, seudónimo utilizado
por cuatro italianos, que se encuadra en una nueva tentativa de subvertir
lo establecido, de fabricar otro Robin Hood cuya ubicuidad difusa represente
el poder de la comunicación y la inteligencia colectiva frente a
todos los derechos de propiedad
Grijalbo-Mondadori
acaba depublicar en castellano Q, una novela de gran éxito en Italia. Su
autor se llama Luther Blissett. Hasta aquí nada de excepcional.
Pero el asunto se complica cuando nos enteramos de que Luther Blissett
es, al estilo de Ulises, el nombre de todos y de nadie ; y que la novela
se inscribe en un proyecto de subversión de la propiedad intelectual
y del canon de identidad. Los cuatro italianos autores de Q son solo una
rama de un fenomeno más vasto : la adopción por miles de
personas de un nombre común para reivindicar acciones politicas,
culturales, poéticas, etcétera.
«
Mientras no hagamos estética, es decir, mitológicas, las
ideas, ningún interés tienen para el *pueblo*, e inversamente
: mientras la mitología no sea racional, el filósofo tiene
que avergonzarse de ella. Así
tienen finalmente que darse la mano ilustrados y no ilustrados ».
Hegel, Schelling y Hoelderlin escribieron esta declaración en su
*Proyecto más antiguo del idealismo* (1796). Respondían así
al dilema que atraviesa siempre los movimientos revolucionarios: ?cómo
se puede impulsar a la gente a la acción, una vez admitido que,
por sí solo, el conocimiento racional no es suficiente para movilizar
una empresa de transformación? El
seudónimo colectivo Luther Blissett es la última tentativa
de hacer mitológicas las ideas de emancipación. Se trata
de fabricar un nuevo « General Ludd », otro Robin Hood cuya
ubicuidad difusa represente el poder dela comunicación y la inteligencia
colectiva frente a todos los derechos de propiedad.
El
origen del nombre multiplo LB es, por supuesto, legendario. ?Fue su creador
Ray Johnson, abuelo del Mail Art, Warhol invertido que difundía
cultura pop por canales *underground*? ?Se trata de otro invento de Stewart
Home, vanidoso promotor del Neoísmo, fenómeno antiartistico
caracterizado por la violencia de sus *performances*? ?Fue
una prolongación de las primeras prácticas situacionistas
de guerrilla cultural? ?O quizá
una superación dialéctica de la táctica gramsciana
de la « hegemonía » ? En todo caso, el *múltiplo*
LB continua la tradición de nombres colectivos, del "anade y pasa"
que definió durante los ochenta y noventa campanas contra el arte
especializado; y sus desarrollos son tantos como personas lo encarnan.
Podemos
distinguir globalmente tres estrategias de intervención dentro del
proyecto LB: la "guerra psiquica" contra los medios de comunicación,
la convocatoria de una huelga de arte para los años 2000-2001 y
la construcción de mitos urbanos. La "guerra psíquica" busca
la infiltración en los *medias* de noticias falsas, rumores, material
negro que logre corromper desde dentro su dinámica. Podemos
citar varios ejemplos aclaratorios, extraidos de *Pánico en las
redes. Teoría y práctica de la guerrilla cultural*, una recopilación
de acciones protagonizadas por LB publicada recientemente por la editorial
Literatura Gris: la fantástica invención de un personaje
supuestamente desaparecido que fue rastreado durante días por la
versión italiana de *Quien sabe dónde?, la publicación
en Mondadori del *Manifiesto de la net-generation*, simple *collage* de
las tonterías más grandes que se podían encontrar
sobre Internet, bien recubierto de fraseología posmoderna y seudotransgresora
; o la edición de un *falso* Hakim Bey, guru de contracultural de
última hora, cuya recepción entusiasta demostró hasta
què punto el fetichismo de la firma anula tambièn la autonomía
de la reflexión individual en *círculos* pretendidamente
criticos.
La
huelga de arte 2000-2001 es un desarrollo español de algunas experiencias
inglesas. Se trata de abandonar durante dos años los circuitos oficiales
del arte y la cultura, de esperimentar prácticas colectivas de intervención
en el dominio de lo sensible que no estèn mediadas por el mercado,
las galerías, etcétera. Ha
sido bautizada como huelga «defectiva » porque no surge tanto
de un rechazo frontal del arte come del cansancio y la decepción
: hay qye saber prescindir del sueno del arte, porque es incapaz ya - si
alguna vez lo fue - de cumplir su promesa de plenitud.
Pero
quizá la dimensión más ambiciosa del proyecto LB es
la formulación de una nueva mitología, expresamente adaptada
al potencial antagonista de un sujeto productivo emergente, el trabajador
inmaterial, figura principal del "capitalismo de espiritu" basado en la
comunicación y la creatividad. Como dice LB en un texto fundador:
"Necesitamos mitos, narrativas que inciten a la intelectualidad de masas
a pasar a la acción. Toda fase histórica de la guerra de
clases necesita impulsar mitologías, no hay nada de malo en ello.
Georges Sorel ha sido calumniado y malentendido durante demasiado tiempo."
Pero, ?como se hacen los mitos, y dónde? Para LB se trata de manipular
constelaciones culturales desviando sus elementos en un sentido emancipador.
Por ejemplo, la cultura de masas. LB
cruza sin ningún pudor en sus manifiestos frases de Star Trek, textos
de Nietzsche o Juenger, citas de modernas peliculas de gánsteres,
etcétera. Así puede entenderse su reivindicación de
*Apocalipticos e integrados* de Umberto Eco: la cultura de masas no es
sólo un producto de la industria, sino que tambièn contiene
desos de vida subterráneos.
Pero
el experimento LB no ha logrado trascender los limites de la recuperación.
Al menos eso es lo que cree buena parte de la gente que ha traducido el
proyecto en prácticas reales. Incluso se apunta que la corrupción
estaba ya inscrita en el genotipo de LB: el uso permitido a cualquiera.
La identificación entre el fantasma colectivo y los cuatro italianos
autores de Q ha dado al traste con el anonimato fundamental de la figura. Los
mitos se desgastan. LB no ha
sabido morir a tiempo. Y la decisión final de suicidarse (en un
ritual escenificado en Internet por la sección italian del proyecto),
responde sobre todo a la intención de no estorbar la evolución
comercial de Q. ?Como se explica que LB publique una novela en Mondadori
cuando ha convocado para este ano una huelga de arte? Como bien saben los
antropólogs, los mitos están renidos con la autonomia individual.
El mito LB se ha independizado finalmente de sus agentes y ha pasado a
gobernarles. El medio se ha convertido en un fin. Todos los que adviertieron
sobre los riesgos de la estetización de la politica (desde Heinrich
Heine hasta Walter Benjamin) y los peligros del empleo *alternativo* de
métodos de propaganda y desinformación (recuérdese
el esperimento de Georges Bataille y J. Améry en *Contraataque*)
has sido *esencialmente* desoídos. Y la sordera aumenta cada vez
que se habla del proyecto LB en ese tono celebratorio y ahistórico
tan proprio de los *media* ("transgresión", "originalidad", etcétera).
Parece que Robin Hood ha sido finalmente atrapado por el sheriff de Nottingham.
Milenarismo
estético
Q,
una novela de aventuras escrita colectivamente.
A.F.-S.
Pese
a lo que pudieran pensar algunos depistados, Q no es un sofisticado ejercicio
vanguardista de experimentación linguística, sino una formidable
novela de aventuras. Sin
duda, Q es uno de los resultados más brillantes en la fabricación
de mitos con sello Luther Blissett. Todos los aspectos que hacen tan atractiva
la lucha politica se transmiten con un tono electrizante : disputas teóricas
interminables, encuentros insólitos, hermosas empresas sin porvenir,
enemigos imbatibles, traiciones sorprendentes, exaltación compartida,
viajes clandestinos, etcétera. La narración mítica
cumple, port tanto, su función : movilizar los descors de embarcarse
en un proyecto de transformación de la faz del mundo.
Q
está localizada en Europa durante los 30 primeros años de
la Contrarreforma, sacudidos vilolentamente por las grandes sublevaciones
campesinas que aspiraban a realizar *inmediatamente* el paraíso
en la tierra. Los autores confiesan haber emplazado la novela en esa época
porque todo los elementos que constituyen nuestra modernidad estaban de
alguna manera ya allí : comunicación de masas, pugnas por
la libre difusión de conocimiento, éxodos masivos, capitalismo
financiero, etcétera. Incluso el lenguaje reivindicativo de los
campesinos revolucionarios mantiene todavía su poder evocador: la
consigna de los seguidores de Thomas Muentzer, « !Omnia sunt communia
! (Todo es de todos) », fue reproducida en multitud de lenguas en
las pancartas que portaban recientemente los manifestantes contrarios al
FMI en Praga.
Escribir en equipo ha permitido
a los cuatro italianos bajar las defensas del ego para que aflore el verdadero
productor de la historia : las multitudes. Así se explica la proliferación
*inaudita* de personajes a lo largo de las páginas de Q, y para devolver
la novela a sus « coautores », los cuatro italianos han impuesto
a Mondadori la quiebra parcial del copyright. De ese modo, según han afirmado, "se defiende nuestro trabajo y
el trabajo del editor, y al mismo tiempo la libertad de los lectores de disfrutar
y manipular lo que nosotros escribimos". !Omnia sunt communia!